¿ESTAMOS PERDIENDO LA BATALLA

El crimen, la delincuencia y la violencia está relacionado en un alto porcentaje al tráfico y consumo de estufepacientes, mal que golpea diario a la sociedad en general.

La familia como institución principal de la colectividad camina por un sendero peligroso, la cual es palmeada en sus interioridades por el uso de alucinógenos por uno o varios miembros, que trae como consecuencia, desintegración, riñas, violencias y la perdida de la armonía en el hogar.

Nuestro país se encuentra en el ojo del huracán por su situación geográfica que favorece ser usado como puente de trasiego de drogas a Estados Unidos, y Europa, sin embargo, los carteles colombianos envían a sus intermediarios en Republica Dominicana cargamentos de estupefacientes, pagando en mercancías por sus servicios.

Esta situación de recibir mucha cocaína y marihuana crea un mercado interno que inunda todos los rincones de la geografía nacional de puntos de drogas que trae como consecuencia el aumento del consumo principalmente de nuestra juventud.

Las estadísticas de homicidios en el país indican que existe una cadena de estos hechos de sangre ligados al bajo mundo y a las pandillas que dominan el comercio, la distribución y la venta de estupefacientes; estos grupos están bien articulados y armados con pistolas, revólveres, escopetas y hasta metralletas para controlar amplias zonas urbanas, donde la seguridad de la población es mínima y de seguro que ningún mortal tiene seguro la cabeza sobre sus hombros.

La Dirección Nacional de Control de Drogas DNCD, hace el esfuerzo de controlar y mantener a la raya a los narcotraficantes en su accionar diario de este maligno negocio, pero somos de opinión que necesita el aporte solidario de la población para enfrentar este cáncer social.

Es de conocimiento que un reducido grupo de nuestras autoridades viven en complicidad con los capos del narcotráfico, por dádivas económicas, con el fin de que esta comercialización perversa opere libre de persecución y así tener libertad de expandir sus tentáculos criminales.

Debemos reiniciar una cruzada nacional contra las drogas, ya que cada día, cientos de jóvenes son víctimas de este flagelo que ¡YA! arropó a esta media isla. Si queremos paz, tranquilidad, armonía y sosiego comencemos una batalla sin cuartel porque el tiempo casi se termina. Mañana será demasiado tarde.

Ruddy Dotel es periodistaruddydotel8@hotmail.com

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