Cristianismo, educación y liberación
Por Edelvis García Herrera
(Por los buscavidas, trepadores y corruptores, ruega por ellos/por los desfalcadores incoherentes y necios, ruega por ellos/por aquellos comunicadores que son capaces de dar hasta el fondillo por unos sucios chelitos, ruega por ellos/por los que compran cédulas, corrompen y aun así dicen creer en Dios, ruega por ellos/por los saltimbanquis y trapecistas de la palabra, ruega por ellos/por los que ayer eran defensores del pueblo y hoy están hasta con el diablo por unos charoquis, ruega por ellos/ por los que juegan con la miseria y la ignorancia humana, ruega por ellos/por el alma de todos esos difuntos y que poco a poco irán al zafacón de la historia, ruego por ellos…)
Sin dejarme arropar por el pesimismo o por hacer alarde de augur, profeta o visionario apocalíptico, es seguro que a nuestro sufrido país le espera una crisis económica peor que la que padce, tal vez sin parangón en la historia republicana. Entonces ante la situación aciaga que viene, los teóricos del peledeísmo rancio, perverso y bandidesco buscarán explicación en el alza del petróleo, la crisis alimentaría mundial, el calentamiento global y hasta en la muerte de Perico Pekín, el folklórico y fiel amigo de Ulises Heureaux.
Sin embargo, es natural que recurrirán una vez más a la mentira porque la crisis del país obedece a al corrupción administrativa expresada en la compra de tránsfugas, las dádivas facilitadas a un amplio grupo de vagos sentados en sus casas, el despilfarro en la campaña, el abusivo uso de los medios de comunicación, la movilización de miles de vehículos, la compra de cédulas y otras prácticas no menos dolosas.
Es natural que al no invertir en producción agropecuaria, en educación y en industrias lo que se avecina es aún más espantoso y dirán los tumbapolvos, que viven ordeñando la vaca, que se necesita la cabeza firme y fría de un “mesías”, un “salvador” especie de predestinado, el cual, conceptualizador y sabio, enfrentará la debacle provocada-lógicamente- por él y sus antecesores. Ese “maestro”, alabado hasta la saciedad, cuyo culto a la personalidad lo equipara sólo a Hitler, Mussolini y Trujillo lo es Leonel Fernández.
Y no es que neguemos que la crisis exterir afecte lo interno, pero si somos débiles con una economía de consumo y servicio, en medio del despilfarro, el golpe es demoledor; máxime cuando miles de dominicanos esperan empleos de un gobierno fabulador y mentiroso.
Por otro lado, los falsos cristianos darán apoyo al presidente y dirán que esta crisis es la señal del inminente fin del mundo. Tal actitud conformista y destinista no permite comprender quiénes son los verdaderos responsables del actual estado de cosas pues parte de interpretaciones subjetivas, irracionales y absurdas. Más bien por fanatismo o ingenuidad le ocultan la verdad al pueblo echando al suelo la máxima bíblica que dice: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libre”.
La crisis de valores, la economía pésima, la falta de seguridad ciudadana, la delincuencia, la desintegración familiar, el narcotráfico tiene su origen en la impunidad y la corrupción del modelo económico y político impuesto por los partidos que nos han desgobernado los cuales viven de la pobreza y la miseria del pueblo que espera una fundita o unos chelitos de nuestros politiqueros del patio.
“Voy a votar por el que me dé lo mío”, es una expresión acuñada por una gran masa de dominicanos que ha sido corrompida por las prácticas clientelistas y asistencialistas puesta en marcha por Santana, Heureaux, Trujillo, Balaguer, Hipólito y uno de los más grandes corruptores de todos los tiempos: Leonel Fernández y su corte de farsantes alabarderos.
Los dominicanos que piensan sólo en “buscarse lo suyo” lo hacen en función de sus intereses particulares y no en base al bienestar de la colectividad, lo que a toda luces es una actitud discordante con el cristianismo.
El pueblo cristiano debe oponerse a toda práctica que suplante los valores y que conlleve a la pérdida del horizonte moral. Tenemos la esperanza de que el espíritu del Jesús revolucionario dará fuerzas a quienes tienen la noble tarea de cambiar el rumbo del país torcido al ser desterrado los Trinitarios, cuando la Raza inmortal no pudo instalarse en el poder, cuando la muerte de Manolo; nación truncada con el funesto Golpe de Estado Bosch en 1963, dado por los sectores más retrógrados y oscuros de la historia dominicana; el Maestro de Galilea sacará del templo a los mercaderes nuevamente y de paso arremeterá contra López Rodríguez, Ramón Orlando, falso cristiano que habla hasta “en lengua” alabando a su presidente, lo que explica cuán desviado está del verdadero cristianismo, puro revolucionario y que jamás será compatible con la desvergüenza y la corrupción.
(Por los buscavidas, trepadores y corruptores, ruega por ellos/por los desfalcadores incoherentes y necios, ruega por ellos/por aquellos comunicadores que son capaces de dar hasta el fondillo por unos sucios chelitos, ruega por ellos/por los que compran cédulas, corrompen y aun así dicen creer en Dios, ruega por ellos/por los saltimbanquis y trapecistas de la palabra, ruega por ellos/por los que ayer eran defensores del pueblo y hoy están hasta con el diablo por unos charoquis, ruega por ellos/ por los que juegan con la miseria y la ignorancia humana, ruega por ellos/por el alma de todos esos difuntos y que poco a poco irán al zafacón de la historia, ruego por ellos…)
Sin dejarme arropar por el pesimismo o por hacer alarde de augur, profeta o visionario apocalíptico, es seguro que a nuestro sufrido país le espera una crisis económica peor que la que padce, tal vez sin parangón en la historia republicana. Entonces ante la situación aciaga que viene, los teóricos del peledeísmo rancio, perverso y bandidesco buscarán explicación en el alza del petróleo, la crisis alimentaría mundial, el calentamiento global y hasta en la muerte de Perico Pekín, el folklórico y fiel amigo de Ulises Heureaux.
Sin embargo, es natural que recurrirán una vez más a la mentira porque la crisis del país obedece a al corrupción administrativa expresada en la compra de tránsfugas, las dádivas facilitadas a un amplio grupo de vagos sentados en sus casas, el despilfarro en la campaña, el abusivo uso de los medios de comunicación, la movilización de miles de vehículos, la compra de cédulas y otras prácticas no menos dolosas.
Es natural que al no invertir en producción agropecuaria, en educación y en industrias lo que se avecina es aún más espantoso y dirán los tumbapolvos, que viven ordeñando la vaca, que se necesita la cabeza firme y fría de un “mesías”, un “salvador” especie de predestinado, el cual, conceptualizador y sabio, enfrentará la debacle provocada-lógicamente- por él y sus antecesores. Ese “maestro”, alabado hasta la saciedad, cuyo culto a la personalidad lo equipara sólo a Hitler, Mussolini y Trujillo lo es Leonel Fernández.
Y no es que neguemos que la crisis exterir afecte lo interno, pero si somos débiles con una economía de consumo y servicio, en medio del despilfarro, el golpe es demoledor; máxime cuando miles de dominicanos esperan empleos de un gobierno fabulador y mentiroso.
Por otro lado, los falsos cristianos darán apoyo al presidente y dirán que esta crisis es la señal del inminente fin del mundo. Tal actitud conformista y destinista no permite comprender quiénes son los verdaderos responsables del actual estado de cosas pues parte de interpretaciones subjetivas, irracionales y absurdas. Más bien por fanatismo o ingenuidad le ocultan la verdad al pueblo echando al suelo la máxima bíblica que dice: “Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libre”.
La crisis de valores, la economía pésima, la falta de seguridad ciudadana, la delincuencia, la desintegración familiar, el narcotráfico tiene su origen en la impunidad y la corrupción del modelo económico y político impuesto por los partidos que nos han desgobernado los cuales viven de la pobreza y la miseria del pueblo que espera una fundita o unos chelitos de nuestros politiqueros del patio.
“Voy a votar por el que me dé lo mío”, es una expresión acuñada por una gran masa de dominicanos que ha sido corrompida por las prácticas clientelistas y asistencialistas puesta en marcha por Santana, Heureaux, Trujillo, Balaguer, Hipólito y uno de los más grandes corruptores de todos los tiempos: Leonel Fernández y su corte de farsantes alabarderos.
Los dominicanos que piensan sólo en “buscarse lo suyo” lo hacen en función de sus intereses particulares y no en base al bienestar de la colectividad, lo que a toda luces es una actitud discordante con el cristianismo.
El pueblo cristiano debe oponerse a toda práctica que suplante los valores y que conlleve a la pérdida del horizonte moral. Tenemos la esperanza de que el espíritu del Jesús revolucionario dará fuerzas a quienes tienen la noble tarea de cambiar el rumbo del país torcido al ser desterrado los Trinitarios, cuando la Raza inmortal no pudo instalarse en el poder, cuando la muerte de Manolo; nación truncada con el funesto Golpe de Estado Bosch en 1963, dado por los sectores más retrógrados y oscuros de la historia dominicana; el Maestro de Galilea sacará del templo a los mercaderes nuevamente y de paso arremeterá contra López Rodríguez, Ramón Orlando, falso cristiano que habla hasta “en lengua” alabando a su presidente, lo que explica cuán desviado está del verdadero cristianismo, puro revolucionario y que jamás será compatible con la desvergüenza y la corrupción.