UNA REFLEXION PARA LA VIDA

Por Doris Medrano

Educar el ser humano de adentro hacia fuera es enseñarle la cultura del alma, es alimentar el alma para que no se aniquile o se duerma por inanición; que es lo que está sucediendo en nuestra sociedad, que andamos relativamente dormidos porque sólo estamos despertando los sentidos físicos e intelectuales, y nos hemos olvidado de nuestra esencia, hemos dejado de un lado el desarrollo del alma, porque vamos corriendo en una maratónica carrera hacia el “éxito”

Sin embargo solo buscamos conocimientos de las cosas que nos proporcionan bienes materiales e intelectuales, que no dejan de tener su importancia para la vida en este plano; pero que no satisfacen la parte más importante que es nuestro espíritu, alma o esencia como mejor nos convenga llamarle, y es por eso que siempre sentimos que hay un espacio vacío en nuestro interior y mientras más cosas obtenemos más grande se hace el vacío interior, porque más nos reclama el alma para que recordemos que ella está ahí, esperando por su alimento, pero confundimos el llamado para seguir nuestra ciega carrera.

Así ascendemos hacia los diferentes estamentos, gracias a nuestro desarrollo intelectual o a la posición coyuntural que se nos presente y es cuando asumimos la responsabilidad de dar continuidad al desarrollo de las nuevas generaciones ; pero como sólo tenemos desarrollado el conocimiento intelectual continuamos con los mismos paradigmas y en lugar de hacer cada día mejores seres humanos en la sociedad, seguimos construyendo seres-máquinas, incapaces de conocerse así mismos y de tener capacidad de valorarse y valorar a sus semejantes.

Es entonces cuando desde nuestras posiciones de mando tomamos las decisiones más erráticas para buscar la solución a los problemas culturales y sociales que por ignorancia hemos creado, y es así como desde las encumbradas posiciones de mando se ordena arrancar la vida de los seres a los que no fuimos capaces de educarles el alma, porque es sabido que nadie puede dar lo que no tiene.

Sugiero a los padres, madres, profesores, lideres comunitarios, integrantes de los poderes del Estado, a los medios de comunicación, en fin, a la sociedad en general, que hagamos un alto en nuestra carrera por la vida y entremos por un momento en nuestro interior, conversemos con ese ser maravilloso y sabio que está dentro de cada uno de nosotros y al que hemos ido dejando abandonado por correr detrás de lo irreal. Sólo así tendremos la sociedad que anhelamos, sin tener que segar una vida que no nos pertenece; porque es propiedad del gran hacedor del universo.

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